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  • Foto del escritorEli San

Aceptar el dolor

Creemos que ser normales implica estar felices todo el tiempo, pero para ser libres y equilibrados, debemos aceptar las emociones, no combatirlas. Recuerda, lo que resiste, persiste. De todas maneras no existe eso de "estar felices todo el tiempo", es una ¡falacia!.

Somos seres humanos y poseemos una serie de altibajos emocionales, lo importante es saberlos controlar y no que estos nos controlen a nosotros.


Dentro de la gama de emociones que poseemos, tenemos la del DOLOR. La emoción difícil, la que es como un golpe en el estomago que te deja sin poder respirar. Ese sentimiento que te deja sin ganas de nada, ni siquiera de levantarte de la cama.

Todos hemos experimentado el dolor, de hecho, sólo existe para llamar nuestra atención con el fin de que despertemos ante una situación en la que estamos atravesando. Pero ¡ojo!, no significa que ESE DOLOR se tenga que sufrir. El sufrimiento es opcional. ¿Porqué digo que el sufrimiento es opcional?, porque simplemente lo es. Una cosa es que duela, y otra muy distinta es el cómo quieres pasar esa situación.


Enfrenta, cuéntate la historia una vez como paso sintiendo lo que sientes, cuéntatela de nuevo pero riendo, cuéntala enojada, cuéntala con ironía y métele el sazón, cuéntatela llorando, cuéntatela con esperanza. Sigues sintiendo el dolor, solo que ahora es tu decisión como quieres enfrentarlo. Siendo víctima, dramática, arrogante o falta de voluntad, o como una persona que le paso una situación y que saca provecho y sigue adelante. Te darás cuenta que al repetirlo una y otra vez, lo verás de una forma mas objetiva y con menos atadura emocional. Se tiene que enfrentar el dolor para que pueda desaparecer. No se irá por arte de magia, o esperar a que el tiempo lo sane o que las circunstancias lo cambien. Solo desaparece cuando hacemos frente y lo aceptamos.


Es muy importante hacer paces con nuestro pasado. Abrirnos a los hechos del pasado y aceptar lo que sucedió, nos devolverá la paz interior porque sanará los viejos rencores. Si no hacemos las paces con NUESTRA HISTORIA PERSONAL, tendemos a repetirla. Así que lo que sea que nos cause dolor, puede que la raíz provenga de nuestra historia personal.


Cuando usamos la mente para analizar y tratar de entender y dejamos a un lado al corazón hacemos que la situación luzca más grande de lo que es. Cada vez que nos encontremos atados a pensamientos de enojo o crítica o estemos analizando demasiado lo sucedido, mejor salgamos a caminar, cambiemos la conversación, realmente a cambiar el chip.

No es fácil comprender en ese momento, pues estamos inmersos justo en eso, en el dolor, pero al analizar tanto, hacernos tantas preguntas, solo es darle vueltas al asunto sin obtener la respuesta que necesitamos. Respuestas que solo enfrentando vamos a obtener. Y aceptémoslo, nosotras las mujeres nos encanta " darle vueltas al asunto".


Solo recordar que todo lo que nos pasa, es para alguna razón y si aceptamos y aprendemos de esa lección nos lleva a vivir de una mejor manera. Yo siempre digo...TODO PASA PARA ALGO Y SIEMPRE ES PARA BIENESTAR DE UNO.


El decir que estarás en esta etapa del dolor para siempre no es verdad, así como dije que el estar feliz todo el tiempo es irreal, NO PUEDE LLOVER TODO EL TIEMPO, pero sí habrá días buenos, y otros no tanto, así que no seas tan ruda contigo misma, permítete llorar esos días no tan buenos, saca todo del cuerpo, patalea si es necesario, se vale, a parte, somos mujeres, así que nuestras hormonas están "all over the place". ¡SE VALE! , permítete sentir el dolor, porque mientras mas lo permites, mas lo aceptas y mas rápido puedes sanar. Pero sólo permítetelo que sea un día, sé que es difícil, lo sé, pero se puede, así que hazlo por ti. Y en los días buenos, sal con tus amigas, no te prives de tu vida, haz cosas nuevas, disfruta de la comida, realiza ejercicio (esto hace que tu cerebro libere endorfinas, generando mayor sensación de felicidad), etc.


Y, cuando ya estés lista, podrás perdonar. El perdón transforma el alma. Una vez que haz perdonado, el corazón se fortalece, se sensibiliza y despierta en nosotros una auténtica humildad. El sanar es para ti.


Ya no dolerá, y verás esa situación que te pasó como un aprendizaje, es tu decisión, eres fuerte, poderosa, vive, siente, enfrenta, perdona y move on...


¡saludos!




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